Como la mayoría de vosotros sabéis, entre las muchas
funciones que tenían asignados los Monteros de Espinosa estaba la de velar el
cuerpo sin vida de los Monarcas y la Familia Real hasta que se hacía entrega
del cuerpo inerte a los monjes del Monasterio del Escorial.
Aquí os dejo una litografía del entierro de una Princesa.
Nuestros Monteros serían los más cercanos al féretro. Podemos identificarlos
mejor a la izquierda del ataúd.
El acto de recepción y entrega del Cuerpo Real también
tenía sus rituales.
Este es otro privilegio más a añadir a los que ya
tenían concedidos. Si los Monteros eran los guardianes de la tranquilidad del
sueño de sus soberanos, ¿qué mejor que confiarles a ellos el momento en que se
sumergían en el sueño eterno?
Cuando
moría el Rey le hacían la Guardia con mayor cuidado que cuando estaba vivo, y
entregaban a los monjes del Escorial el Cadáver Regio, dándosele tierra bajo
triple juramento. En las fúnebres exequias y solemne procesión que precede al
entierro, llevan los Monteros el Cetro, la Corona y las cintas del féretro, que
solo a ellos se les permite coger.